Home
Links
Bible Versions
Contact
About us
Impressum
Site Map


WoL AUDIO
WoL CHILDREN


Bible Treasures
Doctrines of Bible
Key Bible Verses


Afrikaans
አማርኛ
عربي
Azərbaycanca
Bahasa Indones.
Basa Jawa
Basa Sunda
Baoulé
বাংলা
Български
Cebuano
Dagbani
Dan
Dioula
Deutsch
Ελληνικά
English
Ewe
Español
فارسی
Français
Gjuha shqipe
հայերեն
한국어
Hausa/هَوُسَا
עברית
हिन्दी
Igbo
ქართული
Kirundi
Kiswahili
Кыргызча
Lingála
മലയാളം
Mëranaw
မြန်မာဘာသာ
नेपाली
日本語
O‘zbek
Peul
Polski
Português
Русский
Srpski/Српски
Soomaaliga
தமிழ்
తెలుగు
ไทย
Tiếng Việt
Türkçe
Twi
Українська
اردو
Uyghur/ئۇيغۇرچه
Wolof
ייִדיש
Yorùbá
中文


ગુજરાતી
Latina
Magyar
Norsk

Home -- Spanish -- Acts - 102 (Paul’s Parting Sermon)
This page in: -- Albanian? -- Arabic -- Armenian -- Azeri -- Bulgarian -- Cebuano -- Chinese -- English -- French -- Georgian -- Greek -- Hausa -- Igbo -- Indonesian -- Portuguese -- Russian -- Serbian -- Somali -- SPANISH -- Tamil -- Telugu -- Turkish -- Urdu? -- Uzbek -- Yiddish -- Yoruba

Previous Lesson -- Next Lesson

HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 2 - Informes Sobre La Predicación Entre Los Gentiles Y La Fundación De Iglesias Desde Antioquía Hasta Roma - A Través Del Ministerio De Pablo, El Apóstol Comisionado Por El Espíritu Santo (Hechos 13 - 28)
D - El Tercer Viaje Misionero (Hechos 18:23 - 21:14)

9. Sermón de despedida de Pablo a los obispos y ancianos (Hechos 20:17-38)


HECHOS 20:33-38
33 No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. 34 Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. 35 Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”». 36 Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas con todos ellos y oró. 37 Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban y lo besaban. 38 Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.

Pablo resumió su doctrina durante sus tres años de ministerio en Éfeso, y puede que también toda su predicación en Anatolia y Grecia, en este único sermón. No es posible explicar la riqueza de estas nociones en pocas líneas, pues los significados de estas afirmaciones bastan para sermones de tres años. Es necesario releer el capítulo 20, desde el versículo 17 hasta el 38, para extraer los tesoros que se esconden en cada palabra. ¡Qué asombroso! Pablo no habló al final de su sermón de cosas espirituales, sino de dinero, pues en el dinero se manifiesta el espíritu. Pablo no estaba dispuesto a recibir donativos o contribuciones para sí mismo, ni codiciaba las riquezas de los miembros de la iglesia, pues despreciaba los tesoros de este mundo perecedero, y decía que lo consideraba todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo. Murió a sus concupiscencias de inclinaciones carnales y sexuales, pues había sido crucificado con Cristo, sepultado, y vivía para las cosas celestiales. Pablo trabajaba con sus manos para suplir sus propias necesidades, y era diligente y hábil en su profesión, pues trabajaba según sus palabras: "Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo". Ganaba dinero más que suficiente para sí y para el sustento de los que estaban con él. Mostró con orgullo sus manos a los obispos, pues eran ásperas, despellejadas y toscas por haberse esmerado mucho en su ocupación manual. Pablo consideraba estas claras señales como un honor para él. No levantaba lápices ni escribía ningún libro, sino que trabajaba con las manos, hablaba con la boca y recorría largas distancias a pie. Pablo había traído no sólo principios, sino también su cuerpo como ofrenda viva aceptable a Dios y a su Ungido.

Pablo no estaba de acuerdo con ningún cristiano que se sentara perezosa, relajada y fantasiosamente a esperar la venida de su Señor, y dejara que su casa cayera en la zozobra y el hambre a causa de su vida negligente. Pablo se esforzaba día y noche en su profesión para ganar tiempo suficiente para glorificar el nombre de su Señor.

¡Qué asombroso! No gastaba su dinero sólo para satisfacer sus necesidades y las de sus compañeros, sino que también se sacrificaba por los pobres. Nuestros sueldos mensuales, o pagos diarios, no son sólo para satisfacer nuestras necesidades, sino también para ayudar, servir, dar y sacrificarnos. Cristo dijo: "A los pobres siempre los tendrán con ustedes". Los enfermos, los débiles, las viudas y los huérfanos son muchos, y te están esperando. Sólo encuentras a Cristo con ellos, porque Él dijo: "Necesité ropa, y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron". ¿Hasta cuándo esperas para comenzar la vida de sacrificio y entrar en el camino del servicio? ¿Tienes un corazón de piedra, o sigues ciego y no puedes ver a los afligidos?

Como resumen de sus palabras, Pablo citó un dicho de Cristo que no consta en ninguno de nuestros Evangelios, pero que contiene el resumen de los Evangelios y el emblema de todas las epístolas paulinas: "Hay más dicha en dar que en recibir". Este versículo nos revela la profundidad del corazón de Dios, que está contento, alegre y feliz porque bendice continuamente y nos da buenos regalos en todo momento. Cristo ha venido a sacrificarse por los pecadores.

El principio del sacrificio y de dar la vida por los demás es el fundamento espiritual del cristianismo. El amor de Dios nos impulsa a la contribución, al servicio, a la actividad y al esfuerzo no para satisfacernos a nosotros mismos, sino para satisfacer a los demás, que no son dignos de este amor. Como Cristo dio su vida en rescate por muchos, así el Señor nos llama a sacrificar nuestro dinero y nuestro tiempo para ayudar a los demás en nuestra familia, profesión, iglesia y pueblo. No te alegrarás si no te sacrificas por Dios y por los hombres. Así, el sacrificio de Cristo se convirtió en el emblema de la Iglesia, también en el distintivo de nuestros pensamientos, palabras y obras. ¿Eres feliz en el fondo de tu corazón? Entonces reconoce la afirmación apostólica de que debes trabajar duro, y ayudar a los débiles. La palabra "debes" es inevitable, ya que de lo contrario no eres un verdadero cristiano, un anciano o un líder en la iglesia.

Pablo no era un filósofo teórico, sino alguien que oraba y era realista. No hay frutos sin oración. La multitud de palabras es inútil. Sólo Dios bendice y edifica. El apóstol se arrodillaba con los ancianos de la iglesia y oraba con todo su corazón. ¿Has leído alguna vez la oración apostólica, que brotaba de lo más íntimo del corazón de Pablo? Lee su epístola a los Efesios (1:3- 14; 1:17-23; 3:14-21). Participa en estas oraciones apostólicas consciente y reflexivamente, y reconocerás lo pobres que son nuestras oraciones. Pídele a Jesús la pasión por la oración, porque la oración eficaz y ferviente de un justo vale mucho.

Los ancianos reconocieron que esta oración era la última que oían de boca de Pablo. Sus lágrimas fluían de gratitud, amor, pena y dolor. No es vergonzoso para un hombre llorar por sentimientos puros. Ahora, las lágrimas fueron derramadas porque el hombre de Dios abrió la puerta del cielo para ellos, y sirvió con el esfuerzo de su cuerpo entre ellos. Ahora bien, estaba destinado a sufrir dolores y tribulaciones. Lo besaron uno tras otro como muestra de tierno afecto en la eterna familia de Dios.

ORACIÓN: Oh Señor Jesucristo, te adoramos y te damos gracias porque tu palabra nos da la plenitud de la salvación, el poder para el amor y el consuelo en la esperanza. Enséñanos a ser trabajadores en la escuela, en nuestra profesión y en el hogar para que no seamos perezosos, sino que sacrifiquemos nuestros bienes y tiempos por los demás, como tú diste tu vida por nosotros que estamos perdidos.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué es más dichoso dar que recibir?

www.Waters-of-Life.net

Page last modified on July 04, 2023, at 08:58 AM | powered by PmWiki (pmwiki-2.3.3)