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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 4 - LOS ÚLTIMOS MINISTERIOS DE JESÚS EN JERUSALÉN (MATEO 21:1 - 25:46)
C - EL SERMÓN DE CRISTO EN EL MONTE DE LOS OLIVOS (MATEO 24:1-25:46) - LA SEXTA COLECCIÓN DE PALABRAS DE JESÚS
1. Cristo deja el templo (Mateo 24:1-2)MATEO 24:1-2 Cristo salió del templo, reconstruido por Herodes el Grande, y no volvió a entrar en él. Al abandonar el templo, cumplió la profecía de Ezequiel sobre la partida de la gloria del Señor del templo hacia el Monte de los Olivos (Ezequiel 10:18-29, 11:23). Hasta el tiempo de Jesús, la gloria de Dios habitaba en este templo, oculta en el Lugar Santísimo. Sin embargo, la desobediencia del pueblo judío trajo juicio sobre ellos. El Santo se apartó de ellos, dejándolos vulnerables al ataque de sus enemigos. El majestuoso templo, con sus cúpulas doradas, brillaba por fuera pero estaba vacío por dentro; carente del Espíritu de Dios, como una lámpara sin luz y un espejismo sin verdad. Los discípulos no comprendieron que el templo había sido despojado de la gloria de Dios. Estaban impresionados por el oro que cubría los ornamentos y llevaron a Jesús a verlo. El Señor les aseguró que el Santo había salido de su casa, llevándose consigo su protección. Cristo predijo la destrucción del templo y que no quedaría piedra sobre piedra, para advertir a sus discípulos. Todas las promesas del Antiguo Testamento de que la gloria del Señor habitaría en el templo construido por manos humanas habían terminado debido a la dureza de corazón del pueblo de ese pacto. Sin embargo, Dios habita plenamente en Cristo. Ahora, Jesús es el templo de Dios, quien nos dio la promesa de que nuestros cuerpos, juntos, se convertirán en el templo del Santo. Esto sería después de que derramara su Espíritu consolador como bendición de su expiación sobre sus seguidores. La partida de Jesús del templo simboliza el gran cambio del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, como claramente confesó Esteban, el primer mártir del cristianismo (Hechos 7:47-53). ¿Y tú? ¿Es tu cuerpo un templo de Dios? ¿Habita su Espíritu en ti? ¿Emanan de ti el poder del Espíritu Santo, o estás vacío y muerto, viviendo sin protección y expuesto a la destrucción que vendrá? ¿Es evidente su poder en tu santidad y conducta pacífica, o actúas como muerto, con egoísmo y dureza hacia los demás? ¿Y qué hay de tu iglesia? ¿Da gracias por la redención con gran alabanza, o carece de amor, alegría y arrepentimiento? ¿Se reúnen los ancianos para decidir qué hacer y qué no hacer bajo la guía del Espíritu de Dios? ORACIÓN: Padre santo, cuán grande es tu amor y paciencia. Te glorificamos porque le has concedido a tu iglesia reunirse en el nombre de Cristo y alabarte en el poder de tu Espíritu. Perdónanos si no hemos caminado en amor y esperanza. Si somos débiles y estamos equivocados, no retires tu Espíritu de nosotros por nuestra poca fe. Límpianos del espíritu de pereza y desobediencia, y nunca nos dejes porque no queremos convertirnos en un templo vacío, carente del poder y la protección del Señor. PREGUNTA:
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