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Home -- Spanish -- Matthew - 209 (The Hardheartedness of the People of Jerusalem)
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MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 4 - LOS ÚLTIMOS MINISTERIOS DE JESÚS EN JERUSALÉN (MATEO 21:1 - 25:46)
B - REPRENSIÓN Y ADVERTENCIA DE CRISTO A LOS LÍDERES ESPIRITUALES JUDÍOS (MATEO 23:1-39) -- LA QUINTA RECOPILACIÓN DE LAS PALABRAS DE JESÚS

12. La dureza del corazón del pueblo de Jerusalén frente a la misericordia y compasión de Cristo (Mateo 23:37-39)


MATEO 23:37-39
37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! 38 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada. 39 Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».
(1 Reyes 9:7-8, Mateo 21:9, 26:64)

Cristo sufrió por todos los hombres, pero sufrió más a manos de los celosos religiosos que se aferraban a su propia interpretación de la ley de Moisés. No fueron los pecadores comunes quienes realmente mataron a Jesús, sino los hipócritas y líderes religiosos llenos de rencor. Sin embargo, Cristo los amó y los llamó a él una y otra vez. Buscó atraerlos hacia él, y cuántas veces les manifestó las señales de su amor y poder. Sin embargo, al acercarse el final, Jesús describió a Jerusalén como "la que mata a los profetas y apedrea a los que se le envían". Llamó al centro de la civilización y protector de la casa de Dios "la que mata". ¡Qué severo será el castigo sobre Jerusalén!

Cristo intentó constantemente reunir a las almas pobres, traerlas de sus extravíos y llevarlas a casa con él. La Escritura dice: “A él se congregarán los pueblos” (Génesis 49:10). Quiso reunir a toda la nación judía en su reino espiritual bajo las alas de la majestad divina. Deseó hacerlo con ternura y afecto, como una gallina reúne a sus pollitos: de manera instintiva, pero con cuidado. Este deseo de Cristo proviene de su amor (Jeremías 31:3). Los pollitos se refugian bajo las alas de la gallina en busca de protección, seguridad, calor y consuelo. Las almas afligidas que se reúnen en los brazos de Cristo encuentran lo mismo, junto con refrigerio. Así como una gallina protege a sus pollitos, Jesús estaba dispuesto a morir por quienes buscan su protección contra el pecado y la muerte.

Sin embargo, la mayoría se negó a humillarse, arrepentirse y confesar sus pecados. No reconocieron el amor de Dios manifestado a través de su misericordioso y santo Hijo. No solo lo rechazaron, sino que también lo crucificaron. Muchos ignoraron deliberadamente la voz del Espíritu Santo, por lo que el juicio de Dios descendía sobre Jerusalén. La ciudad santa fue destruida y quedó en ruinas en el año 70 d.C., después de la revuelta judía contra los romanos. Entre los años 132 y 135 d.C., el resto del país sufrió el mismo destino. Desde entonces, la mayoría de los miembros del antiguo pacto han estado dispersos entre las naciones que despreciaban. Su casa permanecerá en ruinas y no verán a Cristo (su Mesías), quien es su esperanza, a menos que se arrepientan de su oposición y crean en el Hijo de Dios crucificado. Solo entonces será levantada de ellos la maldición divina. Entonces, las aguas vivas de la ciudad santa de Jerusalén podrán fluir hacia el desierto muerto que la rodea (Zacarías 12:10-11). Pero antes de que esto suceda, Jerusalén se convertirá en una copa de embriaguez y una piedra de tropiezo para todas las naciones (Zacarías 12:2-3). Por eso oramos: “¡Ven, Señor Jesús! Tú vienes a nuestra Tierra, y te esperamos. Ven pronto, porque sin ti no puede haber paz en Jerusalén".

ORACIÓN: Santo Señor, somos parte de una generación orgullosa, pero tu Hijo ama a los quebrantados y necesitados de él. Perdónanos nuestro amor imperfecto y llénanos con tu poder para que podamos servirte con corazones arrepentidos y predicar tu reino, para que todos se arrepientan y participen en la salvación. “Ven, Señor Jesús. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

PREGUNTA:

  1. ¿Qué nos enseña Cristo sobre la ciudad de Jerusalén?

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