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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
D - LOS JUDÍOS INCRÉDULOS Y SU ENEMISTAD CON JESÚS (MATEO 11:2 - 18:35)
1. LOS ANCIANOS DE LOS JUDÍOS RECHAZAN A CRISTO (MATEO 11:2 - 12:50)
g) De la blasfemia contra el Espíritu Santo (Mateo 12:22-37)MATEO 12:33-37 Una semilla de albaricoque no producirá una palmera. El comportamiento y las palabras de una persona revelan su interior. Lo que dices expresa lo que hay en tu corazón, ya sea ira o alegría. El corazón es la raíz del árbol, y la lengua, su fruto. Si la naturaleza del árbol es buena, producirá buenos frutos. Cuando la gracia es el principio que reina en el corazón, la lengua se expresa en edificación. En cambio, cuando la lujuria domina el corazón, se manifiesta en acciones. Los pulmones enfermos generan un aliento ofensivo. De igual manera, el lenguaje de una persona revela su origen, y sus acciones, la naturaleza de su espíritu. Si purificas tu corazón, tendrás labios y vida pura. De lo contrario, el árbol malo producirá frutos malos. Un árbol da buenos frutos cuando se le injerta una rama de un buen árbol. Pero si el árbol no cambia, no importa dónde lo plantes o cómo lo cuides, seguirá produciendo frutos corruptos. A menos que el corazón sea transformado, la vida nunca será completamente reformada. Los fariseos intentaban ocultar sus malos pensamientos sobre Jesucristo, pero Cristo les mostró cuán inútil era esconder esa raíz de amargura en ellos. ¿Quién dice siempre cosas buenas? ¡Nadie! “No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!” (Romanos 3:12). Los malos pensamientos, como el adulterio, la lascivia, el asesinato, la mentira, el robo, la arrogancia, el odio y la venganza, surgen de nuestro corazón. Estos pensamientos forman nuestras palabras y revelan nuestra corrupción. Cristo expuso nuestra condición diciendo: “Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno?” (Mateo 12:34). Quienes no nacen del Espíritu de Dios son dominados por el diablo y se convierten en sus seguidores. Se llenan de maldad y rencor, y ningún buen pensamiento o acto justo surge de ellos. Sin embargo, cuando la sangre de Cristo te limpia y el Espíritu Santo entra en tu corazón, te vuelves alegre, bondadoso, puro y pacificador. Estos frutos no provienen de ti, sino que son un don del Espíritu de Dios que obra en ti. Cristo es la vid y nosotros las ramas, y todos los buenos frutos que damos son de él, porque él es el buen tesoro de nuestros corazones. No olvides que Dios registra cada palabra que sale de tu boca. Así como el hombre puede grabar conversaciones privadas con dispositivos, Dios es aún más capaz de conocer tus pensamientos, exageraciones e impurezas, y registrarlos. En el juicio final, serás juzgado. Oirás cada palabra que hayas dicho en la tierra, ante el Santísimo y ante los demás. Te sentirás tan abrumado que preferirías que la tierra te tragara antes que ser expuesto ante los demás. La manera constante en que hablas, ya sea con gracia o sin ella, será evidencia a favor o en contra tuya en el gran día. Aquellos que parecían religiosos, pero no refrenaron su lengua, descubrirán que su religión era vana (Santiago 1:26). Pero si crees en el poder de la sangre de Cristo y confiesas todos tus pecados, él, en su bondad, borrará todas tus malas palabras, como se borra un registro de una cinta de grabación, y solo quedarán tus cálidas oraciones, buenos testimonios y palabras edificantes. Tu fe se manifiesta en tus palabras y te justifica en el gran juicio. El maligno no tendrá poder ni autoridad sobre ti, porque has sido unido a Cristo, quien ha quitado tus pecados. Él te ha justificado gratuitamente y te ha purificado por completo. ¿Le das gracias? ORACIÓN: Te glorificamos, Señor Jesús, porque nos perdonas todas nuestras malas palabras y faltas, y limpias nuestro interior para que tengamos pensamientos limpios, amemos a todos, incluso a nuestros enemigos, y vivamos en paz. Guárdanos del orgullo y de oponernos a tu Espíritu. Ayúdanos a obedecerte y a hacer tu voluntad en nuestra vida diaria. PREGUNTA:
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