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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
D - LOS JUDÍOS INCRÉDULOS Y SU ENEMISTAD CON JESÚS (MATEO 11:2 - 18:35)
1. LOS ANCIANOS DE LOS JUDÍOS RECHAZAN A CRISTO (MATEO 11:2 - 12:50)
a) La respuesta de Jesús a los discípulos de Juan el Bautista (Mateo 11:2-29)MATEO 11:16-19 Las multitudes seguían a Jesús, no por fe, sino por curiosidad de ver los milagros. Ya se habían apresurado al desierto para ver a Juan, el hombre extraño que llamaba a la gente a arrepentirse y bautizarse. Sin embargo, la mayoría no se apartó de sus caminos tortuosos y continuó en su maldad. Criticaban burlonamente a Juan porque era asceta y llamaba a otros a la abnegación. Luego, las multitudes se burlaron de Cristo porque comía y bebía como los demás, y se asociaba con conocidos pecadores y revolucionarios para que se arrepintieran y se salvaran. Muchos buscaban la alegría en Juan el Bautista y la tristeza en Cristo. Nunca pudieron reconocer el secreto de su vocación debido a su comportamiento infantil, superficial y estúpido. Cristo llamaba a los hipócritas "niños" porque no reconocían el hecho de la vida. Jugaban y se lamentaban, pero no conocían la razón de la muerte, las cadenas del pecado ni la esclavitud de Satanás que los cautivaba. No anhelaban a Cristo ni su salvación, pues se consideraban piadosos y justos. Sin embargo, los que creen en Cristo comprenden algo del misterio del universo: que Dios es la fuente de la vida, que Él es su Padre, el que perdona y el dador de la vida eterna en su Hijo Jesús. Toman el poder del Espíritu Divino de la lectura del evangelio y viven eternamente en medio del mundo que pasa. La mayoría son tontos, descerebrados y juguetones como niños. Si se mostraran hombres de entendimiento, habría alguna esperanza para ellos. El mercado en el que se sientan o están parados es para algunos un lugar de ociosidad, para otros un lugar de negocios mundanos. Para todos es un lugar de ruido y diversión. Si preguntas la razón por la cual la gente obtiene tan poco bien de la gracia de Dios, encontrarás que es porque son demasiado perezosos para preocuparse, o porque sus cabezas, manos y corazones están llenos del mundo, cuyas preocupaciones hacen "ahogar la palabra" y, finalmente, ahogan sus almas. Así están en los mercados, y allí se sientan. En estas cosas descansan sus mentes y con ellas resuelven seguir viviendo. ¿Anhelas a Jesús, el Libertador del mundo, y te regocijas al oír su nombre? ¿O sigues todavía al diablo, que tiembla de miedo al oír el nombre de Jesús? ¿Depende tu estabilidad de las noticias del día? ¿Te aferras a la pantalla del televisor? ¿O amas a Dios, dispuesto a aferrarte a Él y esperas con interés y pasión la segunda venida de Cristo? ¿Te consume este mundo, preocupado solo por coleccionar sus vanidades de dinero y pecados, malgastando tu valioso tiempo? ¿O te someterás a la voluntad del Rey de reyes, sabiendo que tienes que dar cuenta de cada centavo y cada segundo que has gastado durante tu vida? Cristo te invita a su reino para que seas lleno de su Espíritu, hagas su voluntad y des mucho fruto. Dentro de la parábola se destacan las diferentes características del ministerio de Juan y del de Cristo, que eran las dos grandes luces de aquella generación. Juan vino enlutado, sin comer ni beber, ni dado a conversaciones casuales ni a comidas ordinarias, sino solo, en el desierto, donde "se alimentaba de langostas y miel silvestre". Ahora bien, uno pensaría que esto hablaría a los corazones de la gente, pues una vida tan sobria como esta estaba en consonancia con la doctrina que predicaba. Lo más probable es que se entienda al ministro que practica lo que predica, pero incluso tales ministros no siempre son eficaces. “Vino el Hijo del hombre, que come y bebe”, les dijo. Cristo conversaba con toda clase de gente, sin atenerse a ninguna norma peculiar. Era sociable y de fácil acceso, no rehuía ninguna compañía, y a veces asistía a fiestas, tanto con fariseos como con publicanos. Los que no se desanimaban por el ceño fruncido de Juan, tal vez se sentían atraídos por la sonrisa de Cristo. Parece que el apóstol Pablo aprendió de esto a ser "todo para todos" (1 Corintios 9:22). Ahora bien, nuestro Señor Jesús, en su libertad, no condenó en absoluto a Juan, así como Juan no lo condenó a Él, aunque el carácter de ambos era muy diferente. ORACIÓN: Padre celestial, te damos gracias porque nos diste el renacimiento espiritual para que podamos conocer tu amor. Nos uniste con tu Hijo para que podamos servir a los perdidos por el poder de tu Espíritu. Perdónanos si hemos descuidado tu llamado celestial y nos hemos dejado abrumar por las preocupaciones de hoy y el miedo mundano. Dirige nuestras miradas hacia la venida de tu Hijo para que no nos comportemos como niños, sino que preparemos el camino para su gloriosa venida. PREGUNTA:
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