Waters of LifeBiblical Studies in Multiple Languages |
|
Home Bible Treasures Afrikaans |
This page in: -- Arabic -- Armenian -- Azeri -- Bulgarian -- Chinese -- English -- French -- Georgian -- Greek -- Hausa -- Hebrew -- Hungarian? -- Igbo -- Indonesian -- Javanese -- Latin? -- Peul? -- Polish -- Russian -- Somali -- SPANISH -- Telugu -- Uzbek -- Yiddish -- Yoruba
Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
B - LOS MILAGROS DE CRISTO EN CAFARNAÚM Y SUS ALREDEDORES (MATEO 8:1 - 9:35)
7. La autoridad y el poder de Cristo para perdonar y sanar (Mateo 9:1-8)MATEO 9:1-8 Cristo triunfa sobre las enfermedades, los elementos de la naturaleza y los espíritus malignos. También tiene el poder de perdonar los pecados. En los eventos mencionados anteriormente, encontramos que el pecado, en general, es la causa de la enfermedad, el desorden y la muerte, ya que nos separa de Dios y de Su paz. Quien vive alejado de su Señor está en un grave error. El apóstol Pablo aclara que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Cristo tenía en mente la conciencia afligida del enfermo que tenía delante. No podía sanarlo antes de perdonar sus pecados, pero no los perdonaría a menos que el pecador estuviera completamente abierto al remedio. Vio la fe de los cuatro amigos del enfermo que lo trajeron y, a través del techo abierto, lo bajaron delante de Él. Cuando se aseguró de la fe del paralítico, Jesús lo llamó, hijo suyo en la fe, perdonó sus pecados con su palabra poderosa y lo limpió de sus iniquidades. Jesús, en su autoridad divina, tiene el derecho y el poder de perdonar los pecados. El culpable se convirtió inmediatamente en inocente e hijo de Dios por gracia. Cristo ordenó al enfermo que levantara su camilla, para demostrar que estaba completamente curado, y que no sólo no tenía ya necesidad de ser llevado sobre su lecho, sino que tenía fuerzas para llevarlo. Lo envió a su casa, para que fuera una bendición para su familia, donde había sido una carga durante tanto tiempo. Jesús no lo llevó consigo para hacer un espectáculo, como harían quienes buscan el honor de los hombres. ¡Cuán grande es el amor de Cristo que se manifiesta en el perdón de los pecados! ¿Podría Cristo liberarte con Su palabra de todos tus pecados? La respuesta a esta pregunta es más importante en tu vida que todos los diplomas, certificados y exámenes. Para estar seguro del perdón de tus pecados, mira a Cristo crucificado, que quitó tus pecados y murió como ofrenda de reconciliación por ti. Quien cree en Él queda justificado, y quien se abre a su amor experimenta la salvación en su corazón. Cuando Cristo perdonó los pecados del paralítico puesto a sus pies, los expertos en las Escrituras lo avergonzaron, se enfadaron y lo acusaron de blasfemia. No creían en su divinidad y le consideraban un infractor de la ley que merecía la lapidación. Cristo conoció inmediatamente sus pensamientos. Él tiene perfecto conocimiento de todo lo que pensamos y decimos en nuestro interior. Los pensamientos son secretos y repentinos, pero desnudos y abiertos ante Cristo, la palabra eterna, y Él los comprende a distancia. Entonces Cristo no les declaró que Él era el Hijo del Dios Todopoderoso. Se llamó a sí mismo “el Hijo del Hombre”, para que empezaran a pensar en Él, el mayor milagro. Daniel 7:13-14 revela que el Hijo del Hombre es el Juez Eterno y Señor del Universo, a quien los escribas condenaron ciegamente. Cristo no rechazó a sus enemigos, sino que les demostró que el Hijo del Hombre tiene el derecho y la autoridad de perdonar los pecados, al declarar que el paralítico estaba curado. Cuando Cristo se dirigió al enfermo, un poder salió a través de Su palabra divina y entró en el cuerpo del paciente y éste sintió vitalidad y renovación. Saltó, corrió y tomó su lecho, simbolizando el poder de Cristo. Llevémonos unos a otros a Jesús para ser tratados, perdonados y curados de nuestra parálisis espiritual, que el poder del crucificado nos levante para una vida llena de movimiento y servicio y que sirvamos al Nazareno para dar testimonio de la grandeza de su autoridad. ORACIÓN: Oh Padre, te aclamamos, porque Tu Hijo ha perdonado todos nuestros pecados y los ha borrado completamente por Su muerte en la cruz. Te glorificamos y adoramos Tu amor, pidiéndote que salves a muchos perdidos que aún no han conocido la salvación de Tu reino. Mencionamos ante Ti a aquellos que tienen hambre de justicia en su entorno, y mencionamos los nombres de algunos que se oponen a Tu amor. Te agradecemos que escuches nuestra oración y nos sanes, salves y bendigas. PREGUNTA:
|