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Previous Lesson -- Next Lesson HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 2 - Informes Sobre La Predicación Entre Los Gentiles Y La Fundación De Iglesias Desde Antioquía Hasta Roma - A Través Del Ministerio De Pablo, El Apóstol Comisionado Por El Espíritu Santo (Hechos 13 - 28)
F - La Navegación De Cesarea A Roma (Hechos 27:1 - 28:31)
3. Invernada en Malta (Hechos 28:1-10)HECHOS 28:1-6 El diablo nunca ha amado a Dios ni a sus hijos. Quiere destruirlos y detener su fe. Pero la providencia de Cristo nos mantiene noche y día, como escribió el apóstol Pablo: "El amor de Cristo nos obliga." Así, los pobres experimentaron primero la bondad de Dios, cuando llegaron a tierra. Los nativos de la isla, que entonces estaba bajo la autoridad de los cartagineses, no les robaron ni les mataron, sino que fueron muy amables con ellos. Recogieron un gran haz de leña bajo la lluvia y la violenta tormenta de viento, y lo pusieron al fuego para calentarse. El mismo Pablo se agachó para recoger algunos palos para la llama. Pero el diablo, que estaba furioso por la salvación del apóstol y su rescate de alta mar, envió una serpiente venenosa, que se arrastró lejos de las llamas, y le picó en la muñeca, hundiéndole violentamente los colmillos en la mano, que no pudo sacar de su cuerpo después de la picadura. Pablo sacudió vigorosamente la serpiente en el fuego para que ardiera como señal del origen de los demonios, de su venida y de su entero retorno al fuego de la ira de Dios. Los nativos de la isla vieron con temor la serpiente que colgaba de la mano de Pablo, y se dijeron unos a otros: "La ira de Dios le perseguía por haber escapado al castigo de la muerte en el mar, y por eso la víbora se apoderó rápidamente de él como condena por sus pecados". Esperaban ver a Pablo revolcándose de dolor agudo a causa del veneno, que se había infiltrado en su cuerpo, y esperaban que se hinchara o cayera muerto de repente. Pero el apóstol de los gentiles permaneció seguro. Confiaba en la promesa de Cristo de que sus mensajeros hollarían serpientes y escorpiones, y nada les haría daño, porque el poder de Cristo actuaba en ellos. Cuando se comprobó que Pablo estaba a salvo, los nativos se asustaron y murmuraron entre ellos que era un dios. "¡Los dioses han bajado hasta nosotros en semejanza de hombres!". En realidad, todo creyente cristiano es hijo de Dios. No es uno de esos dioses independientes que son tan absurdos como la imaginación de los griegos y los romanos, sino que está lleno del Espíritu Santo, y unido a Cristo que Dios Padre habla a través de él, y le concede de su vida eterna. El diablo sabía exactamente por qué quería destruir a Pablo. Pablo era el cabecilla de la evangelización del mundo entero. Quería someter la capital del mundo a Cristo, y hacer de ella un punto de partida para evangelizar el resto del mundo. Todas las huestes del infierno se aliaron contra este avance hacia Roma: el concilio de los judíos, los soberbios gobernantes, los espíritus contrarios, la tempestad mortífera, el mar embravecido y la serpiente venenosa. Sin embargo, Cristo es el vencedor. Nadie puede interponerse en el camino de su procesión triunfal. HECHOS 28:7-10 Publio, el jefe de la isla, invitó al oficial con sus soldados y prisioneros a alojarse en su casa y éste les dispensó una amable hospitalidad. Entonces el padre de Publio enfermó de una mal contagioso y estuvo a punto de morir. Pero Pablo, dispuesto a mostrar agradecimiento y a corresponder a la bondad de Publio, fue a casa de su padre y lo curó en el nombre de Cristo Jesús. La oración efectiva y ferviente de un justo tiene mucho poder, ya que continúa sin pecado. Con la voluntad de Cristo, los creyentes pueden curar las enfermedades poniendo sus manos sobre los enfermos. De hecho, el poder de Dios fluyó del apóstol al enfermo y éste sanó al instante. Este milagro fue maravilloso para los nativos de la isla. La noticia se difundió rápidamente de casa en casa, y el pueblo se regocijó suponiendo que los dioses buenos habían bajado hasta ellos. Llevaron a todos los enfermos a Pablo, al médico Lucas y a Aristarco, quienes oraron juntos y los curaron a todos en el nombre de Cristo. De estos servicios, los tres hombres experimentaron muchos honores. Abandonaron la isla cargados con todo lo necesario para el resto del viaje. Sin duda, Pablo también había predicado en esta isla en lengua bárbara, tanto como pudo y tanto como se le permitió. Las curaciones cristianas no son magia ni comunicaciones con lo oculto, sino señales claras que indican a Jesucristo y su poder verdadero. PREGUNTA:
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