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COLOSENSES - Cristo en vosotros, la esperanza de gloria
Meditaciones acerca de la epístola del apóstol Pablo a la iglesia en Colosas

17. ¿Cómo puede crecer la unidad de una iglesia? (Colosenses 3:11-15)

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Este grupo de creyentes bendecidos y privilegiados, sin embargo, no eran perfectos en su vida, sino que necesitaban urgentemente ser exhortados:

COLOSENSES 3:12-13
12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Los creyentes renacidos tienen que aprender que el gozo de la vida eterna en ellos, no es el único propósito de su redención de la ira de Dios, sino su nueva forma de vida,amabilidad, misericordia y amor, que se debe desarrollar prácticamente en la iglesia. En la iglesia de Colosas, por las diferentes culturas y costumbres, habían muchos malentendidos, enojos, susceptibilidades, ofensas, como también quejas y necesidades reales. Pero cada miembro de la comunidad debía aprender que era llamado a ser el más pequeño y siervo de todos. Además dijo Jesús: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). Estas palabras apuntan a la enfermedad en nuestro corazón, que nuestro orgullo y la testarudez deben ser entregados al Padre de misericordia. La iglesia de Cristo no es una comunidad de perfectos, sino incluye a creyentes que tienen que aprender a soportarse mutuamente, sin quejas y perdonarse unos a otros, como Dios nos perdonó. El “padrenuestro” es el maestro más preciso para el perdón en la iglesia. Pedimos allí a nuestro Padre celestial: “Perdónanos tanto como nosotros perdonamos a nuestros deudores – ¡no más!” (Mateo 6:12.14.15). El que entendió la profundidad de esa petición, perdona a todos, todo instantáneamente y totalmente, y ama a aquel a quien ha perdonado, porque si no se excluye a sí mismo de la gracia.

En la iglesia de Jesucristo ya no existe venganza, ni desquite ni odio. Tales derechos antiguo testamentario y del Corán, están quitados y vencidos por la muerte expiatoria de Cristo. Judíos y musulmanes sin Cristo se tienen que vengar, vez tras vez, según su ley: “Ojo por ojo y diente por diente” (Ex. 21:24; Sure al-Mai´da 5,45). Pero Jesús nos ordena: “Amad a vuestros enemigos, ... y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:44.45). Este mandato nadie puede cumplir por sus propias fuerzas, sino que necesita la ayuda de Dios de día y de noche.

PREGUNTA:

41. ¿Cuáles son los problemas específicos que los creyentes deben vencer?

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