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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 6 - LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (MATEO 28:1-20)
1. El sepulcro vacío y las palabras del ángel (Mateo 28:1-4)MATEO 28:1-4 Al amanecer del primer día después de la festividad, las mujeres se dirigieron al sepulcro para completar la unción del cuerpo de Jesús. No consideraron hacer nada el viernes antes de la puesta del sol, pues querían llevar a cabo este último acto de respeto y amor. El sábado de Pascua fue el peor día tanto para ellas como para los discípulos. Su Mesías había muerto, y con él, toda esperanza en el inminente reino de Dios parecía haber desaparecido. Solo les quedaba el llanto, la desesperanza y el pesimismo. Sin embargo, el amor y la devoción hacia Jesús llevaron a estas mujeres al sepulcro para permanecer junto a la tumba del Santo. Cuando Jesús murió, la tierra que lo recibió tembló de miedo. Y cuando resucitó, la tierra que lo había resignado saltó de alegría ante su exaltación. Este terremoto fue el resultado de que los lazos de la muerte fueron desatados, las cadenas de la tumba sacudidas y la expiación introducida para todas las naciones. Fue la señal de la victoria de Cristo. Los cielos se regocijaron y se dio aviso a la tierra para que también se alegrara. Era una muestra de la gran sacudida que ocurrirá en la resurrección final, cuando los montes y las islas sean removidos y la tierra ya no pueda ocultar a sus muertos (Isaías 26:21). Mientras caminaban al amanecer, las mujeres se preocuparon por la pesada piedra que sellaba la entrada del sepulcro. Se preguntaban quién podría removerla. El Señor respondió a su preocupación enviando un ángel para abrir la entrada de la tumba vacía. El ángel apareció en medio de un gran terremoto, y los guardias temblaron de terror y cayeron como muertos. Luego, el ángel hizo rodar la piedra y se sentó sobre ella, como símbolo del triunfo de Cristo en su resurrección. Sin embargo, el ángel no descendió del cielo para ayudar a Cristo a resucitar de entre los muertos, pues el Príncipe de la Vida no necesitaba asistencia para vencer a la muerte. El Señor se levantó en silencio por su propio poder, atravesando sus vendas de lino sin romperlas y emergiendo sin ruido de entre las rocas. Luego, entró en las habitaciones cerradas donde estaban reunidos los discípulos. Aunque nadie presenció directamente la resurrección de Cristo, la tumba estaba vacía cuando las mujeres llegaron. La muerte es el enemigo de toda la humanidad. Tarde o temprano, alcanza a todos los nacidos de mujer. Tu muerte es inevitable; por ello, busca la sabiduría de Dios para estar preparado. ORACIÓN: Señor Jesús, tú eres el resucitado de entre los muertos. Te glorificamos como el único que ha vencido la muerte, el dolor y a Satanás. Tú das a tus seguidores Tu Espíritu eterno, nueva vida y gozo. Te damos gracias porque enviaste un ángel para remover la piedra del sepulcro antes de la llegada de las mujeres. Tú respondiste a sus oraciones y nos animas a creer y ver que tú has resuelto nuestros problemas, porque vives y nos salvas. ¡Aleluya! PREGUNTA:
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