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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 5 - LOS SUFRIMIENTOS Y LA MUERTE DE CRISTO (MATEO 26:1-27:66)
14. Jesús sana la oreja de su atacante (Mateo 26:51-56)MATEO 26:51-54 Pedro estaba dispuesto a defender al Rey celestial con su espada y fuerza. Pero Cristo le impidió usar la violencia, porque su reino llega solo a través de la bondad, la mansedumbre y el amor. Al hacerlo, Cristo rechazó cualquier tipo de cruzada que contradijera su propósito divino y su llamado al amor y al respeto. El Señor no usó los doce ejércitos de ángeles que tenía a su disposición, ni tentó al Espíritu Santo, quien había anunciado la necesidad de su muerte y resurrección para salvar al mundo. Amó a sus enemigos y confesó ante ellos que él es el mismo ayer, hoy y siempre. Por lo tanto, no intentes imponer tus ideas por la fuerza. En su lugar, sé paciente, entrégate al Señor y ama a tu enemigo hasta el final. Para los siervos de Cristo, las armas de la guerra no son carnales, sino espirituales. Por eso, no debemos luchar según la carne (2 Corintios 10:3-4). Sin embargo, algunos creyentes piensan que deben defender sus derechos civiles y libertades. Insisten en que la lucha es necesaria para la preservación de la paz y el orden público. Al mismo tiempo, reconocen que no debemos resistir al mal (Mateo 5:39). Cristo no quiere que sus siervos difundan su evangelio por la fuerza de las armas. Un proverbio latino dice: "La religión no puede ser forzada; debe ser defendida, no matando, sino muriendo". Cristo sanó la oreja del siervo al que Pedro atacó para que pudiera escuchar nuevamente la palabra del Señor. Imagina la sorpresa de aquel siervo que vio su oreja caer al suelo por una espada y luego ser restaurada en su lugar por su "enemigo", quien podría haberlo matado. Esta sanidad nos confirma que, por gracia, Jesús perdona a sus enemigos y les abre libremente el reino de Dios. MATEO 26:55-56 Jesús amó a sus atacantes y no se defendió de ellos. Los reprendió con suavidad y les mostró su hipocresía, cobardía y miedo. Les dijo que no tenían autoridad sobre él. También reiteró la profecía que decía que Cristo sería entregado a los gentiles para redimirlos de sus pecados, que el Señor golpearía al Pastor y que las ovejas del rebaño serían dispersadas. Hasta ese momento, los discípulos habían permanecido cerca de Jesús. Pero cuando escucharon que Dios había entregado a Jesús en manos de sus enemigos, huyeron en la noche como hombres desesperados. ¡Habían perdido toda esperanza! ORACIÓN: Señor Jesús, tú eres manso y humilde de corazón. Te entregaste a la voluntad de tu Padre y aceptaste el juicio en tu contra, los insultos y el sufrimiento hasta la muerte. Moriste en una muerte vergonzosa para librarnos del juicio divino contra nosotros. Perdona todos nuestros pecados. Enséñanos a escuchar tu palabra y a creer en ti, para que seamos transformados por tu amor, escapemos de la espada de tu juicio, caminemos con mansedumbre según tu voluntad y vayamos adonde tú desees. PREGUNTA:
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