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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 4 - LOS ÚLTIMOS MINISTERIOS DE JESÚS EN JERUSALÉN (MATEO 21:1 - 25:46)
A - UNA DISPUTA EN EL TEMPLO (MATEOw 21:1 - 22:46)
9. Cristo es el Señor (Mateo 22:41-46)MATEO 22:41-46 Llamamos a Jesucristo "Señor". Esto es bueno, porque el Señor nos creó. Él es nuestro Dueño, Gobernante y Juez. Es glorioso y majestuoso; tiene en su mano toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Los ángeles le sirven, con los querubines clamando día y noche: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”. El nombre “Señor” aparece 6828 veces en el Antiguo Testamento, mientras que el término “Dios” se menciona solo 2600 veces. Esto indica la gran importancia del título “Señor” en las Escrituras. Los pastores en los campos de Belén estaban muy asustados cuando escucharon la declaración del ángel de que el Señor había llegado. El ángel les trajo buenas nuevas de gran gozo, que serían para todo el pueblo. En la ciudad de David les había nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Este nombre significa que el Señor Dios se encarnó en Jesús. El Creador se humilló en forma de siervo. En su humillación, fue tentado en todo, como nosotros, pero permaneció sin pecado. ¡Qué amor nos mostró el Señor al acercarse a nosotros en Jesús! Todos los poderes del cielo habitaban en el niño del pesebre. Los apóstoles reconocieron el gran misterio. Llamaron a Cristo “Maestro” y “Señor”. En el Nuevo Testamento, el nombre “Señor” aparece 216 veces. Cuando lees el título “Señor” en los Evangelios con respecto a Jesús, significa que todas las características y poderes de Dios están concentrados en él. Por eso la iglesia siempre ha usado la frase “Nuestro Señor Jesucristo” como un resumen de su credo. Esta confesión armoniza con dos profecías mencionadas en el Antiguo Testamento. La primera profecía es que el descendiente de David sería el Hijo de Dios (2 Samuel 7:13-14); y la segunda ocurre en Salmos 110:1 cuando David confesó: “Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por debajo de tus pies»”. Los líderes judíos le hicieron a Jesús preguntas difíciles, una tras otra, basadas en la ley. Pero Jesús los desafió con una pregunta basada en las promesas: “¿Qué piensan ustedes acerca del Cristo?” Muchos estaban tan llenos de la ley, que se olvidaron de Cristo. Creían que sus obras los salvarían sin el mérito y la gracia del Mesías. Sería sabio que cada uno de nosotros se preguntara: “¿Qué pensamos del Cristo?” “¿Qué piensas del Cristo?” Algunas personas rara vez piensan en él. Algunas no piensan en Él en absoluto. Pero para aquellos que creen que Cristo es precioso, ¡cuán preciosos son entonces los pensamientos sobre Él! (Salmos 139:17). El Señor Jesucristo comparó dos profecías al guiar a aquellos que buscaban la verdad sobre él como el Hijo de Dios y el Señor mismo. Sin embargo, los extremistas no comprenderían esta verdad. Si lo hicieran, tendrían que confesar que Dios apareció como dos personas en una unión espiritual. Así que dieron la excusa cobarde de que no conocían el significado de las profecías, y se fueron llenos de resentimiento y odio. Sin embargo, esta verdad divina se cumple en Jesucristo. Él se sienta a la derecha de su Padre celestial (Apocalipsis 3:21). Juntos gobiernan el universo en una armonía de amor y unidad. Este misterio es demasiado grande para que el hombre lo perciba por su cuenta. Como dice la Escritura, nadie puede decir que Jesús es el Señor sino por el Espíritu Santo (1 Corintios 12:3). En la comunión del Espíritu, sabemos que el amor de Dios se encarnó en Jesucristo, y participamos de su vida por el don de la fe que se nos ha dado. Los judíos no pudieron reconocer a Jesús como Señor, porque cerraron sus corazones contra su amor. Así que Jesús se vio obligado a declararles que Dios los haría su estrado, porque todo el que no se arrodille ante Jesús perecerá. Esta revelación divina nos incita a predicar a Cristo, incluso a sus enemigos. Cuando lo hacemos, nos unimos al amor de Dios, que desea que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad. ORACIÓN: Adoramos a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque existes en la unión de tu perfecto amor. Tú eres uno en la Santísima Trinidad que nos guía y nos ayuda a llamar a Jesucristo, Señor. Te glorificamos porque nos redimiste en la cruz, y nos llenaste con tu bondadoso Espíritu para que podamos participar en la expansión de tu Reino en la tierra. Así te alabamos con todos los adoradores en la tierra y en el cielo, y llamamos a Jesús: “Señor”, para glorificar tu nombre Paternal, Amén. PREGUNTA:
PRUEBAEstimado lector:
Te animamos a completar con nosotros el examen de Cristo y su Evangelio para que recibas un tesoro eterno. Esperamos tus respuestas y oramos por ti. Nuestra dirección es: Waters of Life Internet: www.waters-of-life.net |