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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
D - LOS JUDÍOS INCRÉDULOS Y SU ENEMISTAD CON JESÚS (MATEO 11:2 - 18:35)
3. EL MINISTERIO Y LOS VIAJES DE JESÚS (MATEO 14:1 - 17:27)
k) La verdadera fe es un don de la revelación del Padre (Mateo 16:17-20)MATEO 16:17-20 Jesús no negó ser el verdadero Cristo; más bien, confirmó la confesión de Pedro y lo bendijo oficialmente. Pedro no obtuvo este conocimiento ni de su mente ni de su propia experiencia, sino por una revelación directa del Espíritu Santo. Todo conocimiento verdadero es obra del Espíritu de Dios, quien glorifica a Cristo, y toda fe genuina es un don de Dios, no fruto del análisis lógico o de la fantasía. Al aceptar el título de "Hijo de Dios", Jesús llamó al Creador su Padre, pero no como un padre en un sentido físico, como algunos piensan. Cristo es el Hijo espiritual de Dios desde antes de todas las edades, el Hijo desde la eternidad. Su nacimiento de la virgen María no marcó el inicio de su existencia; Él se encarnó para reconciliarnos con su Padre. ¿Crees que Cristo es el Hijo de Dios para que vivas eternamente? ¿Confiesas este título públicamente para vivir con gozo? Es a través de esta confesión, inspirada por el Padre y por la obra del Espíritu Santo, que la iglesia ha crecido en todo tiempo. No está edificada sobre una persona débil e inestable como Pedro, sino sobre su valiente confesión de que Jesús es el Cristo y el Hijo del Dios Santo. Este testimonio es más fuerte que el infierno y más poderoso que el pecado. Ningún espíritu ni demonio puede contender contra este hecho divino. Este nombre, "Hijo de Dios", desata los lazos del pecado y libera a los pecadores para siempre. Quien cree en el nombre de Cristo entrará en la iglesia viva. Quien testifica de Él salvará a los prisioneros del infierno. Quien rechaza este nombre único estará bajo la ira de Dios para siempre. Confesar a Jesús como el Cristo, el Hijo del Dios viviente, es la llave que abre la puerta del cielo. Quien crea en estas palabras y las confiese será salvo. Quien las rechace perecerá. Es importante señalar que ningún hombre, ni siquiera Pedro, puede abrir la puerta del cielo por sí mismo. Pero estos dos testimonios —que Jesús es el Cristo prometido y que en Él habitó corporalmente toda la plenitud de la divinidad— nos unen con la Santísima Trinidad. Quien lo siga será justificado, y quien proclame su nombre salvará a muchos. ORACIÓN: Padre Santo, te damos gracias porque guiaste a Pedro a confesar a Cristo por la inspiración de tu Espíritu Santo. Lo dirigiste a la confesión sobrenatural de la filiación de Cristo con Dios. Te pedimos que abras nuestros corazones y entendimiento para que podamos escuchar tu voz, reconocer la unidad del Padre y del Hijo, y atrevernos a dar testimonio de tu verdad para que muchos sean liberados de su pecado. PREGUNTA:
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