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MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
D - LOS JUDÍOS INCRÉDULOS Y SU ENEMISTAD CON JESÚS (MATEO 11:2 - 18:35)
1. LOS ANCIANOS DE LOS JUDÍOS RECHAZAN A CRISTO (MATEO 11:2 - 12:50)

f) La curación de la mano paralizada en sábado y la conspiración para matar a Jesús (Mateo 12:9-21)


MATEO 12:14-20
14 Pero los fariseos salieron y tramaban cómo matar a Jesús. 15 Consciente de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron y él sanó a todos los enfermos, 16 pero les ordenó que no dijeran quién era él. 17 Esto fue para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: 18 «Este es mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien me deleito; sobre él pondré mi Espíritu y proclamará justicia a las naciones. 19 No disputará ni gritará; nadie oirá su voz en las calles. 20 No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia. 21 Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza».
(Isaías 42:1-4, Marcos 3:12, Lucas 6:17-19, Hechos 3:13-26)

Los maestros de la Ley condenaron a muerte a Cristo porque demostró que el acto de misericordia dominaba y expuso sus errores en la comprensión de las Escrituras. Sentían como si el cielo irrumpiera en su limitado reino. Incapaces de luchar con juicio razonable, recurrieron a la violencia. Los enemigos de Dios, desde el inicio de la obra de Jesús, lo rechazaron y decidieron destruirlo.

La retirada de Cristo no fue por miedo a la muerte, sino porque aún tenía grandes obras que realizar y su hora no había llegado. Desde entonces, Cristo fue perseguido y vivió aislado. Servía solo y con el menor ruido posible. Sanaba con su poderosa palabra a los enfermos que acudían a Él con fe, confiando en su poder como Salvador misericordioso. No quería hacerse propaganda, por lo que pedía a los curados que no mencionaran su nombre. Lo hacía para evitar que los curiosos salieran a ver los milagros y creyeran sin abrir sus corazones al arrepentimiento y a comprenderlo. Jesús llamó a los que tenían hambre de justicia y anhelaban comprensión espiritual. Sin embargo, los buscadores de milagros y los superficiales no encontrarían ayuda ni consuelo en Él.

Los hombres sabios y buenos, aunque desean hacer el bien, no buscan que se hable de ello cuando lo hacen. Lo que buscan es la aceptación de Dios, no el aplauso de los hombres. En tiempos de sufrimiento, aunque debemos seguir audazmente el camino del deber, debemos ordenar las circunstancias para no enfurecer, más de lo necesario, a quienes buscan ocasión contra nosotros. “Sean astutos como serpientes”.

Cristo es la mansedumbre de Dios, el manso y humilde Hijo encarnado, pues ha nacido del Espíritu de Dios. Isaías había profetizado 700 años antes del nacimiento de Cristo que Dios enviaría al mundo a su Siervo Amado, quien permanecería en su complacencia, lleno de su Espíritu. En la humildad y bondad de Cristo reconocemos los rayos de la unión de la Santa Trinidad, pues Dios, su Espíritu y su Hijo están unidos para un solo fin y un solo propósito: difundir la verdad y el amor por todo el mundo.

Cristo no peleó por su derecho, ni gritó a su enemigo para silenciarlo. Dejó su túnica y su manto a quienes los querían. Bendijo a los que lo molestaban y amó a sus enemigos. Si encuentras una chispa de esperanza en un hombre pobre, anímalo a creer sin temor ni duda. El poder de la victoria espiritual de Cristo se extenderá a todas las naciones y su luz atravesará nuestras tinieblas. Sabemos que Él vencerá al final, porque ha ganado la victoria en la cruz. Su victoria se convirtió en un gran río que irriga el desierto de nuestro mundo. Cristo es la única esperanza para nuestro mundo perturbado.

Los judíos albergaban odio contra Jesús, no porque criticara su aferramiento a la costumbre del sábado, sino porque ofreció su amor a los gentiles y abrió de par en par la puerta de la salvación a todos después de habérseles cerrado en las narices. Cristo no era un racista ni un extremista que prefiriera una raza sobre otra. Sirvió a todos los hombres, los amó por igual y dio su vida por todos ellos. Los judíos se enfadaron ante el amor puro de Cristo, pensando que su alianza y reconciliación con el Señor eran exclusivamente suyas, y que cualquiera que osara ir más allá de esta limitación debía ser apedreado.

ORACIÓN: Padre, te damos gracias porque proclamaste la naturaleza de tu divinidad en Jesús y cumpliste la justicia del mundo en la cruz. Te adoramos con nuestras voces y te pedimos la mansedumbre del amor de tu Hijo para que no riñamos ni lloremos, sino que sometamos todos nuestros problemas a ti, viviendo con confianza y experimentando tu guía en el servicio misionero a pesar de nuestros adversarios.

PREGUNTA:

  1. ¿Cuál era la profecía de Isaías sobre Jesús en el capítulo 42:1-4?

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