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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
A - EL SERMÓN DEL MONTE: SOBRE LA CONSTITUCIÓN DEL REINO CELESTIAL (MATEO 5:1 - 7:27) -- LA PRIMERA COLECCIÓN DE LAS PALABRAS DE JESÚS
2. NUESTRAS OBLIGACIONES HACIA DIOS (MATEO 6:1-18)
c) La Oración del Señor (Mateo 6:9-13)MATEO 6:11 Nuestra esencia humana es el fundamento de nuestro bienestar espiritual en este mundo. Por lo tanto, en nuestra condición de hijos de Dios, tenemos el privilegio de orar a nuestro Padre por el apoyo indispensable y el confort de nuestra vida actual, que son regalos divinos. Cristo no estaba en un sueño. Existió como un hombre verdadero en este mundo. Poseía un cuerpo que experimentaba hambre y requería cuidado, atención y reposo. Comprendía que era complicado para los enfermos, los hambrientos y los débiles alabar y servir a Dios con júbilo. Cristo no despreció el cuerpo humano. Lo transformó en un templo del Espíritu Santo y nos instruyó a preservarlo y emplearlo en nuestro servicio para el ministerio a Dios. Jesús no nos instruyó a anhelar la opulencia y las riquezas, para que nuestros estómagos se saciaran con festividades y embriagueces. No nos guió hacia el ascetismo y la abstinencia para que pensáramos que podíamos santificar nuestros cuerpos a través de golpes, hambre y sed. Nos enseñó a estar satisfechos con orar a nuestro Padre: ‘Proporciónanos cada día el alimento, la bebida, el vestido, el trabajo, el descanso, la vivienda y las necesidades de la vida’. La palabra “pan” engloba todas las necesidades físicas, espirituales y psicológicas del ser humano. No somos meros animales que se satisfacen únicamente con comida y bebida. Necesitamos amigos, libros, arte y salud. Por eso, Jesús nos enseñó a solicitar con humildad y confianza todo lo que necesitamos para preservar nuestra vida, no para jactarnos ni vivir en la comodidad, sino para vivir para Dios y su servicio alegre y contentos con las necesidades de la vida. Jesús enfatizó que las peticiones del Padrenuestro no debían mencionar la primera persona, “yo”. La reemplazó por el plural, “nosotros”, porque el Espíritu Santo nos instruye a preocuparnos y rogar por los demás. Dios no es solo mi Padre. Es el Padre de todos los creyentes sin distinción. Su amor no se circunscribe a mí. Engloba a todas las personas. El Espíritu Santo nos libera de la oración egocéntrica para que no solo solicitemos nuestro propio pan a nuestro Padre, sino también el pan cotidiano y la bendición para toda la humanidad. Él nos capacita para compartir nuestras provisiones con todos. El ser humano no es propietario de su propia existencia. No es el dueño de sus hogares, ni el dueño de su tiempo y de sus músculos. Es una creación de Dios y un hijo de su Padre celestial. Por eso, tú le perteneces, con todo lo que posees. Tu Padre celestial te creó para el servicio del amor y espera que compartas tus dones con tus hermanos y hermanas. No puedes solicitar a tu Padre únicamente que te asista y salve tu alma si no haces la misma petición para los demás. El secreto de tu éxito radica en buscar primero al Dios del reino y su justicia, entonces las demás cosas te serán concedidas. Dado que el trabajo diligente es una condición para obtener el sustento diario, solicitamos a nuestro Padre que nos otorgue a nosotros y a los demás un trabajo digno. Nuestro Padre celestial es extraordinariamente próspero, pero debido a la codicia y la insensibilidad de sus hijos, sus bendiciones a menudo se postergan. El Espíritu Santo te motiva a orar también por aquellos que padecen hambre y necesidad. Solicita el sustento diario y deja las preocupaciones del mañana, porque tu poderoso y amoroso Padre vela por ti. ORACIÓN: Oh Padre celestial, te expresamos nuestra gratitud desde lo más hondo de nuestros corazones porque no nos has castigado con el hambre a causa de nuestros pecados. Por favor, perdona nuestro egoísmo y enséñanos a compartir nuestro sustento con aquellos que padecen hambre y necesidad. Llénanos de tu amor para que ninguna inquietud nos perturbe, pero ayúdanos a confiar plenamente en ti en nuestra vida y en nuestra muerte. Por favor, proporciona los recursos suficientes para difundir publicaciones evangelísticas, como alimento espiritual para muchos. También te damos las gracias por cada ayuda y orientación que nos ofreces. Otorga a cada persona necesitada un trabajo digno para que pueda servirte de manera diligente y constante. PREGUNTA:
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